Un tema tabú, pero fundamental.
En un anuncio que suena con frecuencia en la radio, el AyA nos pide que NO botemos el papel higiénico en el inodoro. ¿Es lo correcto? NO.
En muchos baños públicos vemos rótulos que piden que el papel higiénico usado se deposite en un basurero. ¿Es ese un buen hábito? NO.
Los invito a leer estas reflexiones sobre un tema incómodo e inusual, pero súper relevante para la salud pública.
En Costa Rica y otros países del mundo en vías de desarrollo existe la costumbre, generalizada entre mucha gente, de botar el papel higiénico usado en un basurero y no en el inodoro. Se tiende a creer que el papel taquea las cañerías o que no es biodegradable y contamina las aguas.
La mayoría de las marcas de papel higiénico, si no todas, son de fácil degradación en agua, a diferencia de los pañuelos y las toallitas desechables. El papel higiénico está fabricado para deshacerse en poco tiempo en tanques sépticos, plantas de tratamiento o en las cloacas municipales; la contaminación que produciría no es mayor que la de la materia que lo acompaña, y se degrada mucho más rápido que esta.
Por el contrario, cuando se bota el papel sucio en un basurero, existe el riesgo de que todos los miembros de la familia, o quienes usan el baño en escuelas, hospitales, restaurantes, oficinas, etc., queden expuestos a los gérmenes de los desechos corporales. Algunas bacterias que se pueden alojar en el papel pueden producir infecciones estomacales e intestinales, como salmonelosis, cisticercosis, shigelosis o yersiniosis. Y ni qué decir de la contaminación por olores desagradables.
La materia fecal contiene endotoxinas que se adhieren a las partículas del aire, las cuales, al ser inhaladas generan inflamación en el tracto respiratorio, complicando el asma, la conjuntivitis y la tos, entre los integrantes de una familia o los alumnos de una escuela, por ejemplo. Además, atrae a las moscas, las cuales al entrar en contacto con alimentos y utensilios incrementan la transmisión de microbios.
Ciertamente hay viviendas y otras edificaciones con cañerías mal hechas, que se taquean fácilmente; la solución para quienes utilicen esos baños es usar el papel con moderación o instalar bidés o mangueras como los que se usan en varios países asiáticos.
Si la preocupación es contaminar las aguas o los suelos porque no hay tanque séptico, planta de tratamiento o conexión a acueductos municipales, el mayor riesgo de contaminación no vendría del papel, sino de los excretas mismas. La solución es corregir la infraestructura de saneamiento, no acumular papel sucio para enviarlo a los botaderos.
Por último, ¿son los botaderos de basura o los centros de tratamiento de residuos lugares apropiados para desechar papel con excretas humanas? No. Además, si los vertederos de basura no cumplen con las normas adecuadas, el papel con excretas que llega a ellos puede terminar contaminando los mantos acuíferos. ¿Se ha tomado en cuenta el alto riesgo para las personas recolectoras de basura? No.
Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades diarreicas son la segunda mayor causa de muerte de niños menores de cinco años. Las enfermedades diarreicas matan a 525 000 niños menores de cinco años cada año.
Una proporción significativa de las enfermedades diarreicas se puede prevenir mediante el acceso al agua potable y a servicios adecuados de saneamiento e higiene.
Asimismo, la OMS indica que el acceso al agua, saneamiento y condiciones de higiene tienen el potencial de prevenir al menos 9.1% de las enfermedades y 6.3% de las muertes a nivel mundial.
Por eso, me parece irresponsable que el AyA promueva como política pública un hábito tan insalubre como el de tirar el papel higiénico usado al basurero, con alto riesgo para la salud pública. Sobre todo porque lo promueve de forma indiscriminada, sin explicar las diferencias entre los tipos de instalaciones sanitarias.
Por el contrario, el AyA junto con la CCSS, el Ministerio de Salud, el de Medio Ambiente y el de Educación, deberían implementar una política conjunta para garantizar las condiciones de saneamiento en todo el territorio nacional y, mientras tanto, asegurarse de que los reglamentos de construcción conlleven las especificaciones adecuadas para que toda nueva edificación permita que se deseche el papel en los inodoros y la instalación de plantas de tratamiento, tanques sépticos o conexión al acueducto, y velar por su cumplimiento; también deberían lanzar una campaña nacional con información clara y completa a la población sobre los riesgos de acumular papel higiénico sucio, instar a la gente a arreglar sus propias instalacione sanitarias, a adoptar hábitos de higiene del primer mundo, y a tomar todas las medidas necesarias para no correr riesgos de infección por ese motivo. cuando fue ministro de Salud, el Dr. Edgar Mohs realizó una campaña para que la gente desechara el papel usado en el inodoro, pero con el pasar de los años los hábitos en el sentido opuesto se han acentuado. Niños y jóvenes deberían recibir educación en ese sentido en las escuelas… Pero primero hay que cambiar esos hábitos en los propios centros de estudio.
De tal forma que, en un futuro cercano, en Costa Rica todo el mundo pueda tirar directamente en el inodoro el papel higiénico usado, como lo hacen los habitantes de los países desarrollados a los que aspiramos a parecernos.
Según un reportaje de El Mundo, de España, lo que no se debe tirar al inodoro porque pueden dañar el medio ambiente, además de obstruir cañerías. es:
- Toallitas, pañales, compresas, tampones, algodones ni preservativos: éstos son los productos que con mayor frecuencia se vierten y que mayores atascos ocasionan en los sistemas de saneamiento.
- Amoníaco y lejía: son sustancias muy contaminantes para el medioambiente. En el caso de verterlos en el váter, lo mejor es asegurarse de que estén bien diluidos en agua.
- Detergente: contiene fosfatos que en contacto con el agua pueden favorecer la proliferación de algas en prejuicio de otros seres vivos y el coste de eliminarlas es muy elevado.
- Aceite: se forman bolas de grasa que pueden generar atascos, además a las depuradoras les resulta muy complicado separarlo del agua, por lo que termina siendo vertido en el entorno natural. Peor aun cuando el aceite proviene de la automoción.
- Cigarros o colillas: No se degradan con facilidad y lo más seguro es que se queden flotando sobre el agua durante un rato largo. Necesitará más de dos descargas de la cadena para que puedan ser perdidos de vista, es decir unos 8 litros fácilmente. Todo ello unido a la cantidad de químicos que libera un cigarro en la red de aguas fecales.
- Seres vivos: que los peces sean un animal acuático no implica que cuando mueran debamos depositarlos en el interior de la taza y tirar de la cadena.
- Medicamentos, productos de cosmética y drogas: todos ellos pueden generar alteraciones en el desarrollo de los organismos vivos que estén en contacto con las aguas en las que sean vertidos, llegando incluso a generar problemas genéticos y disfunción sexual.
- Pinturas y otros productos químicos: lo mejor es depositarlos en un punto limpio, en sus envases originales y a ser posible con su correspondiente tapadera. Los productos químicos por los que están compuestos son altamente contaminantes.
- Residuos orgánicos: para ellos está el cubo de basura.
- Tubos de papel higiénico desechables: que pese a que aparentemente son biodegradables tardan mucho tiempo en descomponerse.
Fuentes:
OMS https://www.who.int/…/news-room/f…/detail/diarrhoeal-disease, https://www.who.int/water_sanitation_health/facilities/…/es/
Diario El Mundo de España: https://www.elmundo.es/vida-sana/bienestar/2016/04/30/572329c622601df3048b4598.html
Diario Excelsior de México https://m.excelsior.com.mx/nacional/2018/02/03/1217904,
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